miércoles, 2 de diciembre de 2015

A mi yo de ayer.

Querida Claudia. Se que no te gusta mucho que te llamen así, pero aún no se te conoce como Clau. Aún. Solo quería darte unos pequeños consejos, hacerte un pequeño manual para que cuando vayas creciendo, intentes salir lo mejor parada posible. Aunque te equivocarás en muchas cosas, no te preocupes. No te lo tendré en cuenta.  Allá va:
No te enfades si mamá se enfada en exceso porque te quites los lazos o traigas a casa la ropa manchada. Ya lo entenderás, no hay prisa. Disfruta cada momento que montes a caballo, hagas karate, juegues al baloncesto o al fútbol...disfrútalos como si fuera la última vez que lo vayas a hacer. No te preocupes porque otras niñas te llamen marimacho, ya les darás con un canto en los dientes a muchas de ellas, te lo aseguro. No te preocupes si eres un desastre en matemáticas, en música siempre sacas sobresalientes y notables en lengua. No te agobies si suspendes un examen, por muy importante que sea, tan solo es una hoja de papel. Eso sí, en todo lo que hagas esfuérzate al máximo, y si no, no lo hagas. Quiere. Quiere mucho, todo lo que puedas. Te van a hacer daño, no te lo voy a negar, pero tranquila. Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar. Di a la gente que la quieres, nunca te lo dejes en el tintero porque no sabes cuando te vas a arrepentir de no haberlo hecho. Recuerda a los que ya no están, que se que lo harás, porque siempre estarán para nosotras ahí. Valora lo que has tenido, pero sobre todo lo que tienes, y que lo que sea verdadero no te lo quite nadie. Lucha, llora, enamórate, enfadate, pasa noches en vela ya sea por las preocupaciones o por las borracheras. Haz todo lo que quieras, pero por favor, no te olvides de vivir.

Te quiere: Clau

https://youtu.be/n2qICHoBv48

miércoles, 16 de septiembre de 2015

La chica del blog.

Me gusta ser la chica que pasa desapercibida cuando el guapo entra en el bar, la que nunca se pinta los labios y la que difícilmente se quita los vaqueros y las converse.

Me gusta ser la amiga que no fuma y sale a echarse el piti con los demás, la que se bebe diez cervezas y presume de ello, la que le gusta una tarde que se va de las manos en un bar más que una noche de discoteca.

Me gusta ser la hija que es un completo desastre, la que hace lo que cree que está bien y se equivoca y la que ha dado la cara cuando ha tenido que hacerlo (y solo cuando ha debido hacerlo)

Me gusta ser la que toca el bajo en el grupo de, la amiga de, la hija de. No me importa absolutamente nada estar en un segundo plano. Porque hay personas que nacen para brillar, y otras para hacer que los demás brillen.



jueves, 3 de septiembre de 2015

Chica otoño nunca muere.

Solamente escribimos cuando estamos
tristes. Somos capaces de desmenuzar la pena, analizarla e ir digiriéndola poco a poco en forma de palabras, como si nos gustase el sabor amargo de la tristeza.

Cuando estamos bien, en cambio, no nos damos cuenta. No nos paramos a pensar en el momento que somos felices, simplemente lo somos, y ya está.

Hoy hablo desde una felicidad tremendamente satisfactoria. No es completa, porque nunca es suficiente y en mi caso la tendencia a la tristeza es algo que siempre ha ido conmigo. ("Chica otoño") Pero puedo decir que soy feliz. Muy feliz. Y creo que merecía la pena dejarlo aquí escrito porque, aunque de momento se han acabado los asuntos en vela, he pasado más de una noche sin dormir, más de un día sin comer y más de un día sin salir de casa por culpa de la felicidad.  Y lo mejor de todo es que soy más yo que nunca, con mis ojos tristes, con mi sonrisa ladeada y mi carácter agradable.

Todo gracias a mi, todo merecido por mi

"Tú estarás sin mi, yo estaré muchísimo mejor"

viernes, 22 de mayo de 2015

El romance de Ícaro y la Luna

Ícaro se quemó por amor al Sol y la Luna siempre estaba sola en el cielo nocturno.

Por eso a la noche ella ronda a ver si mendiga algo de calor y se quita las penas.

Me cuenta que no le gusta estar sola y que cuando está muy llena alterna con las estrellas, que busca algún alféizar para meterse en cuartos ajenos y sorprender a deshora.

Y así pasa los ratos, matando los sueños y disimulando las ojeras, poniendo una media sonrisa cuando mengua y escondiéndose cada vez que se pone.

Y todo porque, aunque muchos hombres llegaron a tocarla , sólo se remuerde por una razón: Ícaro jamás quiso volar con ella

domingo, 3 de mayo de 2015

¿Qué cojones hacer conmigo?

Si todo lo que sube baja, sentimentalmente soy como el ascensor de la Torre Eiffel. Subo y bajo 80 veces al día, preguntándome por qués y por quiénes, pero no encuentro respuesta. En lo más alto de la locura, con un solo "click", me tiro de cabeza.

Cuando estoy arriba las vistas no son de París precisamente, pero me conformo con una cerveza y una buena confidencia. Con un rato entre sonrisas amparados por la lámpara de mi salón. Con un descuido que termina con las sabanas enredadas en los pies, y los pies enredados en las piernas; o simplemente con un mirar el reloj y que sean las diez de un viernes por la noche.

Pero, cuando estoy abajo... Ay cuando estoy abajo. Es como un viaje al centro de la tierra, porque duele tanto que a veces parece que queme. Es como si el corazón estuviera haciendo rafting sin chaleco salvavidas y se fuera ahogando clavando todas las piedras en los costados ya desollados.
Pero no se ir con el freno de mano echado. No se ponerme el arnés de seguridad, llamadlo masoquismo emocional o qué se yo. No se evitar la emoción de un recuerdo, por muy extasiada que esté. No se reprimir a mi niña interior ni a mi adulta inmadura. No se. Y como no se, me he jurado que cambiaré de vida todos los domingos. Porque en los domingos de no saber, lo mejor es coleccionar recuerdos, de pa aqui pa allá.


lunes, 20 de abril de 2015

Las cosas que no pueden ser son todas las que he sido yo

La noche que descubrí que podía romperse, sus ojos estaban ennegrecidos por unas ojeras no correspondidas y su maquillaje se corría a la vez que las lágrimas lo hacían por sus mejillas. Sus labios no paraban de quebrarse y su mirada no enfocaba ni un solo atisbo de esperanza. El pelo cubría su cara cuando intentaba esconderse de la realidad, y sus manos no dejaban de temblar, producto de la desesperación. Solo me pedía que la despertara, que la dijese que todo era un mal sueño del que yo jamás pude despertarla.
En ese momento supe que, hasta las personas que creemos irrompibles puede destrozarse en un solo segundo. Esa noche descubrí que ella también puede romperse, como yo tantas veces he hecho.


jueves, 16 de abril de 2015

Yo en Madisson y tú en ninguna parte

Cuando piensas que todos tus mares están en calma, que las cosas no pueden ir a peor, cuando crees que puedes coger una bocanada de aire sin ahogarte...
De repente implosionan los sentimientos que creíamos que estaban profundamente enterrados y salen a la realidad de una manera tan fuerte como la pared con la que se encuentran.
¿Esto de qué ahora? Porque supongo que el que la hace la paga, que esto es una deuda que se tiene pendiente y el karma o lo que sea que haya te lo cobra.
Y se te pone todo patas arriba. Otra vez. La misma historia se repite por tu parte, pero por la otra es como las pantallas de un videojuego que se van complicando a medida que vas avanzando.
Se te pasan por la cabeza tantos ojalas... "ojalá todo fuera como antes", "ojalá no hubiera sido tan injusta" pero sobre todo el "ojalá esto no hubiera vuelto nunca"
Porque es como un boomerang, que lo tiras, parece que no va a volver, te das la vuelta y te da en todo el cogote y encima con fuerza.
Y no se. Tal vez sea el tren. O que simplemente a una le gusta meterse en estas cosas.
Pero yo es que, sin amor no puedo.
Pero sin mi, bastante menos


sábado, 28 de marzo de 2015

Estribillo perdido (I)

Y ahora que la luna de cuarto menguante se quita los guantes para acariciar,
la zona desde tus costillas hasta la mejilla que roza al llorar,
la lágrima de desconsuelo que cae hasta el suelo y que vuelve a brotar,
del aire que roza tu pelo y marca el revuelo de tu caminar.


Canción perdida (I)

Volver a casa con un sueño de una cerveza a destiempo,
con la resaca de un día que ha pasado sin argumentos.
Con la sangre a borbotones de no haber cerrado herida,
y con cierto malestar de una tristeza mal digerida.

La sonrisa ajustada a ocasiones especiales,
y actitud de maleante para conquistar los bares.
Que clavo mi bandera, hundo la patera de las soledades.
Aunque aún me acuerdo, si sigo bebiendo hago malabares contra tus recuerdos

Ya no seré el muñeco que acompaña el sueño cuando te apetece,
ahora seré el guru al que hacer vudú cuando tú te creces.
Y es que ya me he cansado de estar agobiado bajo tu regazo,
y que me dejes tieso, de ser ese preso de lo que no dices pero estas haciendo.


jueves, 26 de marzo de 2015

Señores de "Libertad"

Blindé mi corazón con siete cerrojos y un candado y medio. Lo transformé en hermético y apático, con cierta
tendencia a la autoflagelación.

Y cansado de sufrir y fustigarse, se reveló a la primavera, y floreció como los almendros a la luz del lorenzo. Aulló a la luna como un lobo desterrado de su manada, con cierto lamento en su quejido, pero con ganas de cambiar.

Anhela dirigir su largometraje y ser el protagonista. Entonar los versos más bonitos de toda la ciudad y caminar con las manos en los bolsillos, despacito pero con paso firme.

Y las llaves de los cerrojos y candados siguen enterradas bajo tierra, a metro y medio bajo el suelo. Como las cajas que se esconden con todos los recuerdos dentro, con ansia de que alguien algún día las encuentre y libere a ese lobo encerrado y que mime ese cerezo florecido.

Que este corazón se ha cansado de estar preso y quiere ser libre, no quiere tener dueño. Y si algún día lo llega a tener, su segundo apellido será "libertad"






miércoles, 25 de marzo de 2015

Desde la voz de la inexperiencia

Me he notado envejecer cien años en un día, y he sentido morirme durante una eternidad. Y en esta corta vida que vengo transitando, me he notado vivir lo justo y necesario.

He probado las pestes del éxito y he tenido la miel del fracaso rozándome los labios. He chillado con la boca cerrada y callado con los gritos haciendome gárgaras en la garganta.

He caminado caminos de piedras estando descalza pero no he sido capaz de disfrutar los caminos de baldosas amarillas. He jugado a contratiempo y, después, he intentado recuperarlo arañando recuerdos y fotografías en un cajón.

He añorado a quién no debía y desechado (en algunas ocasiones) a quién (probablemente) no lo merecía. He querido sin ningún tipo de premisa y lo de odiar es algo que tengo de asignatura pendiente (pero progresa adecuadamente).

He sido yo en mi más pura esencia, con mis dos lados y alterego. He apostado y he perdido, pero he jugado mis cartas de la mejor manera.

Y creo que la vida no me debe nada ni yo se lo debo a ella. En este pulso que estamos echando, de momento, va ganando. Pero prometo que a la hora de "all in", el póker lo tendré yo.






lunes, 23 de marzo de 2015

La dama del fuego

Después de esos siete terribles días con sus infinitas noches, la princesa salió de sus aposentos.
Tiró sus zapatos y los cambió por unas viejas botas.
Su vestido de boda quedó arrugado en el salón principal de palacio y fue suplido por unos arapos negros acordes con la hora del día.
Dejó que su tiara se hiciera añicos en el vestíbulo principal, y en su lugar se coronó un sombrero de punta.
Y por último, sustituyó su anillo de compromiso por una escoba con encanto especial.

Salió por la puerta de atrás sin hacer ruido, rumbo al bosque que siempre había querido investigar, que estaba situado al Oeste del que un día hubiera sido su reino. La habían advertido de que en él vivían horribles criaturas capaces de envolver el alma más pura y corromperla.

Pero ella corría de la criatura más abominable que había conocido nunca. La realidad la perseguía como un lobo a un cordero. Aunque una vez que se adentró en el bosque, fue como si hubiera entrado en lugar sagrado, y su perseguidora se frenó en seco a las puertas de la oscura frondosidad.

Se sumergió poco a poco en la espesura, y a los setenta y siete pasos encontró una hoguera, y guardándola se encontraba una mujer. Parecía joven, pero daba la sensación de que tenía a sus espaldas años de vida, tanto buena como no tanto.

No se parecían mucho ni se conocían de nada, pero una conexión hizo que la princesa se acercara al fuego. Ambas miraban la hoguera como si el encuentro no hubiera sido casual ni anómalo.

- Al fin has despertado- dijo la mujer que custodiaba las llamas, que se habían avivado levemente desde que las dos se habían reunido alrededor de ellas.

La princesa, con los ojos envueltos en lágrimas, solo acertó a asentir con la cabeza. Ambas levantaron la vista y vieron como todas las criaturas de la noche salían de la oscuridad del bosque a acompañarlas en este momento, como si llevaran muchos años esperando a que la princesa regresara.

Notablemente emocionada, la princesa se quitó el título que había llevado durante lo que ella había sentido que había sido una eternidad. Se sintió en casa. Sintió un calor que le empezó a derretir el invierno que le había calado hasta los huesos. Y la escoba se tornó al aire y el sombrero se consumió en el fuego avivando aún más las llamas.

Había comenzado el akelarre




jueves, 19 de marzo de 2015

Canto de sirena.

Oh, capitán, mí capitán, solo vine a decirle (ya que a mi nunca se me olvida) lo que jamás pude cantarle a otro marinero.

Usted fue la brújula que me marcaba el Norte.
La vela de mí barco.
El viento a favor y la marea en calma.
Todos los puertos que yo quise conquistar y todos los mares que yo quise surcar.
La brisa marina una noche de Agosto.
Mí mapa del tesoro más preciado

Fue las noches amarradas en el puerto sin salir a navegar.
Los cañonazos al aire y las peleas de sables.
Las malas noticias que llegaban en botellas por el mar.
Mí parche en el ojo y mí pata de palo.
Los sucios saqueos en la oscuridad de la madrugada.
Y la calavera de mí bandera

Y por todo esto, ahora mismo, capitán, no se ni quién es, no le reconozco en el horizonte desde mi barco. Pero siempre le recordaré, oh, mi capitán.

Mí capitán cobarde



lunes, 16 de marzo de 2015

Y que se rompa el eje de la tierra...

La realidad es frágil, y nosotros nos hacemos fuertes con cada palo que nos va dando cada vez que se rompe. Lo que un día es, al día siguiente ya no está. Y nosotros, aunque nos cueste mucho, terminamos recogiendo todos los trozos e intentamos arreglar todo el percal desastroso que tenemos en las manos. Jamás lo tiramos ni nos damos por vencidos, aunque intentemos convencernos de que "ya no podemos más". Es como cuando el fumador intenta fumarse un pitillo y se le rompe el papel, se le cae el tabaco, no le funciona el mechero...da igual. Terminará fumándose ese dichoso cigarro.

Creo que somos el único animal sobre la faz de la tierra que nos damos una segunda, tercera e infinita oportunidad a nosotros mismos. Tal vez sea porque somos los únicos afortunados de poder hacerlo. Si tuviéramos un verdadero peligro acechando nuestra vida no nos permitiríamos tantos fallos. Por eso, creo que el miedo es innecesario. No tenemos nada que temer...¿al error?. Qué más da. Siempre nos terminamos perdonando. Siempre terminamos tragando con nosotros mismos. Nunca nos rompemos, aunque nos demos mucho de sí. Somos más de mimbre que de cristal. Somos frágiles de apariencia, tanto que nos lo terminamos creyendo.

Y si te lo crees, al final te rompes.



Autorretrato (II)

Y mírala;
las ojeras que me lleva.
Con la lágrima siempre al borde del precipicio.
Ha perdido todos sus principios,
ahora se junta con cualquiera.

Lo que nunca le he dicho;
es que luce las ojeras más bonitas que he visto,
que cambiaría sus lágrimas por sonrisas,
que su precipicio tiene las vistas más bonitas.
Que su cariño vale más que cualquier vicio.

Y de un tiempo a esta parte;
entierro el hacha de guerra,
fumo la pipa de la paz,
pinto de blanco mi bandera,
me rindo, y esta vez es de verdad.






De sueños vivía esta mujer.

Ojalá te tumbes en mi pecho como si fuese arena,
que busques la brisa marina tras las nubes de mi pelo,
que mires el atardecer rojo a través de mis pupilas.

Ojalá pasees por mi espalda como si fuese un camino,
que huelas a bosque, a almizcle y a lavanda en mi perfume,
que encuentres un río entre mis piernas.

Ojalá escales por mis costillas como si fuese una montaña,
que derritas el hielo que se acumula en los hoyuelos,
que encuentres entre mis brazos el refugio del frío...

Que ojalá no conocieras tanto mundo, y te bastara tan solo conmigo.





La luna y sus desplantes.

El vino se bebe mejor si se sirve en copa, al igual que las victorias. Pero no me siento ganadora por muchas que me tome, ni siquiera cuando me dicen que he ganado en gracia y perdido la vergüenza.

El río siempre baja mejor descendiendo por la montaña al igual que yo me sentía mejor bajando por tu ombligo y muriendo en el atlas de tus piernas.

Y es que la luna ha dejado de tener envidia, de querer salir todas las noches y de querer tirarme piedras a la ventana. La luna ya no sonríe si solo la estoy mirando yo.

No hay más error que creerse amado solo por amar ni más acierto que amar sin condición alguna, que en el amor y la guerra todo vale. No hay reglas. Ni dudas.

Dame, por favor, un mapa que me recuerde cómo llegar a tocarte la fibra, cómo encontrar el tesoro que ocultas bajo ese caparazón querer(te) ni encontrar(te).

Que las estrellas te guíen por el camino que siempre has querido seguir. Que no se quién me creí para querer cambiar tu firmamento, tu pensamiento, o hacerte ver que el mundo podía ser diferente (y lo es)






Autorretrato (I)

Soy la bala en la recámara que usas para matarte por la espalda.
Soy la espada que te atraviesa cuando no vienen las musas.
Soy el aire que te dejas cuando te quedas en el intento.
Soy el último aliento cuando no te quedan fuerzas.
Soy la pupila que dilatas cuando te sorprende la rutina.
Soy la lágrima que nunca soltaste, aunque dolieran las heridas.
Soy el verso que se quedó postrado en la punta de la pluma.
Soy la rabia que poco a poco se acumula en el pecho.
Soy la nota que jamás te atreviste a rasgar.
Soy el amor que nunca te atreviste a recibir, ni mucho menos a dar.
Soy la mala del cuento, el lobo con dientes de cordero, la Caperucita que se atrevió a cruzar el lindero (y así acabó)
Soy los sueños que tuviste y que deseabas cumplir.
Soy la cobardía y el miedo que te los impidió alcanzar.

Soy todo lo tuyo, si vivo por tí. Soy todo lo tuyo, solo si hablo de mí.