lunes, 16 de marzo de 2015

Autorretrato (II)

Y mírala;
las ojeras que me lleva.
Con la lágrima siempre al borde del precipicio.
Ha perdido todos sus principios,
ahora se junta con cualquiera.

Lo que nunca le he dicho;
es que luce las ojeras más bonitas que he visto,
que cambiaría sus lágrimas por sonrisas,
que su precipicio tiene las vistas más bonitas.
Que su cariño vale más que cualquier vicio.

Y de un tiempo a esta parte;
entierro el hacha de guerra,
fumo la pipa de la paz,
pinto de blanco mi bandera,
me rindo, y esta vez es de verdad.






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