jueves, 19 de marzo de 2015

Canto de sirena.

Oh, capitán, mí capitán, solo vine a decirle (ya que a mi nunca se me olvida) lo que jamás pude cantarle a otro marinero.

Usted fue la brújula que me marcaba el Norte.
La vela de mí barco.
El viento a favor y la marea en calma.
Todos los puertos que yo quise conquistar y todos los mares que yo quise surcar.
La brisa marina una noche de Agosto.
Mí mapa del tesoro más preciado

Fue las noches amarradas en el puerto sin salir a navegar.
Los cañonazos al aire y las peleas de sables.
Las malas noticias que llegaban en botellas por el mar.
Mí parche en el ojo y mí pata de palo.
Los sucios saqueos en la oscuridad de la madrugada.
Y la calavera de mí bandera

Y por todo esto, ahora mismo, capitán, no se ni quién es, no le reconozco en el horizonte desde mi barco. Pero siempre le recordaré, oh, mi capitán.

Mí capitán cobarde



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