tendencia a la autoflagelación.
Y cansado de sufrir y fustigarse, se reveló a la primavera, y floreció como los almendros a la luz del lorenzo. Aulló a la luna como un lobo desterrado de su manada, con cierto lamento en su quejido, pero con ganas de cambiar.
Anhela dirigir su largometraje y ser el protagonista. Entonar los versos más bonitos de toda la ciudad y caminar con las manos en los bolsillos, despacito pero con paso firme.
Y las llaves de los cerrojos y candados siguen enterradas bajo tierra, a metro y medio bajo el suelo. Como las cajas que se esconden con todos los recuerdos dentro, con ansia de que alguien algún día las encuentre y libere a ese lobo encerrado y que mime ese cerezo florecido.
Que este corazón se ha cansado de estar preso y quiere ser libre, no quiere tener dueño. Y si algún día lo llega a tener, su segundo apellido será "libertad"
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