lunes, 16 de marzo de 2015

Y que se rompa el eje de la tierra...

La realidad es frágil, y nosotros nos hacemos fuertes con cada palo que nos va dando cada vez que se rompe. Lo que un día es, al día siguiente ya no está. Y nosotros, aunque nos cueste mucho, terminamos recogiendo todos los trozos e intentamos arreglar todo el percal desastroso que tenemos en las manos. Jamás lo tiramos ni nos damos por vencidos, aunque intentemos convencernos de que "ya no podemos más". Es como cuando el fumador intenta fumarse un pitillo y se le rompe el papel, se le cae el tabaco, no le funciona el mechero...da igual. Terminará fumándose ese dichoso cigarro.

Creo que somos el único animal sobre la faz de la tierra que nos damos una segunda, tercera e infinita oportunidad a nosotros mismos. Tal vez sea porque somos los únicos afortunados de poder hacerlo. Si tuviéramos un verdadero peligro acechando nuestra vida no nos permitiríamos tantos fallos. Por eso, creo que el miedo es innecesario. No tenemos nada que temer...¿al error?. Qué más da. Siempre nos terminamos perdonando. Siempre terminamos tragando con nosotros mismos. Nunca nos rompemos, aunque nos demos mucho de sí. Somos más de mimbre que de cristal. Somos frágiles de apariencia, tanto que nos lo terminamos creyendo.

Y si te lo crees, al final te rompes.



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